Cada finca tiene unas características agronómicas específicas que condicionan su productividad y rentabilidad. Conocerlas en profundidad y determinar sus puntos fuertes y débiles es fundamental para saber cómo y por qué actuar en cada momento. La olivicultura actual requiere a olivicultores gestionar mejor y de manera más precisa sus cultivos. Contar con diferentes herramientas les permitirán conocer el estado real de su olivar, adaptar los tratamientos a sus necesidades y capacidades, asegurar la calidad del aceite de oliva y proteger el medio ambiente. Proponemos las principales claves para lograr un Olivar Sano, Rentable y Sostenible.
1. Determinar los puntos fuertes y débiles de la finca
Una gestión eficiente y rentable del olivar pasa por conocer con exactitud las características de la finca, valorar su estado general, determinar su capacidad productiva y, con ello, marcar el objetivo de producción. Numerosas variables como la ubicación geográfica, orografía, condiciones edafológicas, sistema de cultivo y de riego, el tipo de cultivar, la fertilidad del suelo, la calidad del agua de riego…, entre otras, caracterizan a cada olivar otorgándole unas fortalezas y debilidades intrínsecas que resultan fundamentales conocer y gestionar adecuadamente. Y para ello, los análisis de precisión son las herramientas más apropiadas y precisas, pueden ser agroquímicos (foliar, suelo y agua) o fitopatológicos (identificación y diagnóstico de enfermedades). Sus resultados e interpretación nos ayudan a identificar los puntos fuertes y débiles, y su origen. Y proporcionan información esencial para el diseño de estrategias y la toma de decisiones adaptadas a cada situación y momento.
2. Asegurar el equilibrio nutricional
El objetivo de una Nutrición Equilibrada es mantener e incrementar la producción cosecha tras cosecha y evite la vecería y para lograrlo es necesario:
- Conocer su estado nutricional.
- Identificar los desequilibrios nutricionales.
- Detectar los nutrientes que actúan como factores limitantes.
- Evaluar la respuesta a la aplicación de fertilizantes.
- Anticiparse a las anomalías nutricionales que pueden afectar a la producción.
Recomendamos realizar análisis foliares al ser el mejor método para conocer el estado nutricional del olivo todo el año. En base a los resultados y a su correcta interpretación poder obtener un diagnóstico nutricional objetivo a partir del cual diseñar planes de fertilización efectivos.
Habitualmente este tipo de analíticas se realizan una vez al año durante el mes de Julio, coincidiendo con el periodo estival del olivo; sin embargo, el DNA permite obtener información nutricional en continuo, es decir, durante todo el año. Por lo que es aconsejable hacer un segundo análisis una vez finalizada la cosecha y, de este modo, conocer el desgaste del olivo y plantear el mejor tratamiento de cara a recuperar las deficiencias nutricionales.
Como ejemplo: habitualmente nos encontramos con fincas que se caracterizan por tener un suelo con elevado pH, esto origina problemas de carencia crónicos de Zinc, Hierro y Manganeso que limitan la producción. Mediante la analítica foliar identificamos dichas carencias (principalmente de Zinc, Manganeso) como punto débil prioritario a tratar y recomendamos aplicar, de forma continua, correctores foliares de estos elementos, para corregir la deficiencias y contrarrestar sus efectos.
3. Caracterizar el tipo de suelo
La riqueza del suelo condiciona la productividad del cultivo, por ello es esencial identificar el tipo de suelo, su nivel de riqueza y fertilidad (química y física) y características nutricionales para poder determinar, en primer lugar, cuales son los puntos fuertes y débiles desde el punto de vista edafológico. Y, en segundo lugar, diseñar tratamientos de fertilización y/o fertirrigación adaptados a cada tipología de suelo y finca, con el objetivo de maximizar la producción con el mínimo uso de fertilizantes y el menor impacto ambiental.
La herramienta adecuada para determinarlo es el análisis de fertilidad del suelo que proporciona información sobre la textura, nivel de fertilidad, la capacidad absorción de los nutrientes, posibles deficiencias y alteraciones y cómo condicionan el equilibrio nutricional del olivo.
Como ejemplo: si mediante la analítica se identifica como punto débil una elevada concentración de Calcio en el suelo, lo más probable es la finca tenga graves problemas de absorción de Magnesio y Boro. En este escenario y para neutralizar sus efectos negativos, recomendamos la aplicación de fertilizantes de suelo o fertirriego de elevada concentración de ambos elementos.
4. Identificar la idoneidad del agua de riego
No todas las aguas son aptas para el riego y la mayoría suponen un grave riesgo para la productividad del olivar. La improductividad del olivar de regadío es un hecho cada vez más frecuente. Situación que está directamente relacionada con la calidad del agua destinada al riego y que en la mayoría de los casos suponen un grave riesgo para el olivar. El principal motivo que explica este escenario es la contaminación del bulbo húmedo a tres niveles:
- Contaminación química: la pérdida de elementos nutritivos como Fósforo, Magnesio, materia orgánica…, el bloqueo de microelementos como Zinc, Hierro, Manganeso…, el aumento de la salinidad del bulbo, la acumulación de elementos fitotóxicos como cloruros o sodio y la alteración de relaciones entre elementos como el Calcio/Magnesio han mermado considerablemente las altas producciones que se obtenían en los primeros años de la puesta en marcha del riego.
- Contaminación física: este tipo de contaminación se refiere al efecto físico que se produce cuando el suelo se sodifica, limitando la infiltración del agua y originando fenómenos de anoxia lo que provoca, en último término, la improductividad total de la explotación.
- Contaminación biológica: causada por el uso continuado de agua de riego de dudosa o mala calidad, el ecosistema edáfico evoluciona hacia un ambiente en el que se favorece la entrada y establecimiento de fitopatógenos como los hongos Phytophtora – Pythium y Fusarium.
Recomendamos la realizar análisis de agua de riego para caracterizar su composición y calidad agronómica, y en base a ello, definir cuáles son sus puntos fuertes y débiles y corregirla en el caso de que puedan afectar negativamente al cultivo.
Como ejemplo: en suelos con poca caliza total si se riega con agua de baja conductividad y elevada concentración de bicarbonatos, al cabo de cierto tiempo (en función de la intensidad del riego) el suelo se sodificará. La acumulación de Sodio generará un aumento del pH por encima de 9 afectando a la dinámica de la mayoría de los nutrientes y, al mismo tiempo, el suelo se volverá impermeable originando procesos de hipóxia que volverá al olivar totalmente improductivo.
5. Procurar la salud del olivo
Uno de los escenarios más complejos de abordar es el control de enfermedades. La propagación de afecciones emergentes y reemergentes, en algunos casos muy rápidamente y de manera muy virulenta, está mermando poco a poco la salud de nuestros olivos. Situación que pone de relieve la necesidad de vigilancia y control continuo.
En este sentido, cuando se detecten los primeros síntomas visuales o daños en el cultivo es aconsejable realizar la identificación genética del agente causal y diagnosticar la enfermedad para saber a qué nos enfrentamos, determinar si es es endémica o puntual, valorar su intensidad y tomar las medidas necesarias. Una vez sepamos la afección a combatir es interesante realizar un Estudio Fitopatológico de Precisión en que se evalúa in vitro la efectividad de compuestos fitosanitarios sobre la cepa identificada y diseñar terapias fitosanitarias personalizados, más eficaces y seguros para el cultivo.
Algunas de las enfermedades más relevantes en olivar y sobre las que hemos diseñado tratamientos adaptados a fincas para su control son: Alternaria, Repilo Plomizo, Antracnosis Lepra, Tuberculosis del olivo y Nuevas enfermedades causantes de chancros en olivar.
Tecnologías Avanzadas para la gestión del olivo
Gracias a los avances en olivicultura de precisión existen numerosas herramientas de gran utilidad para gestionar con mayor precisión y efectividad el cultivo, desde la nutrición hasta las enfermedades pasando por el riego. Hablamos del Riego Inteligente y la Teledetección.
El Riego inteligente es un sistema de monitorización de fincas a través de sensores, Big Data y Cloud Computing, que si bien su función principal es la gestión eficiente del riego, permite realizar, entre otros aspectos, el seguimiento en continuo de parámetros ambientales y, por tanto, detectar patologías, evaluar su incidencia y prevenir las probabilidades de desarrollo o avance.
La Teledetección proporciona información agrícola actualizada y completa del cultivo. Mediante las imágenes satelitales es posible verificar su estado nutricional e hídrico, maximizar los rendimientos y garantizar la salud del cultivo.