Alternaria o Alternariosis es una enfermedad aérea emergente en máxima expansión. Es la responsable de la desecación de hojas y ramas, intensas defoliaciones y podredumbre de las aceitunas. Prácticamente desconocida en olivar, comparte síntomas con otras micosis aéreas lo que genera confusión en su diagnóstico y tratamiento. Su rápida propagación, la gravedad de los daños que ocasiona y la dificultad para combatirla está generando gran preocupación al olivicultor.
En los últimos años hemos detectado fuertes ataques en la parte aérea de olivos en fincas de distintas zonas geográficas y en algunos casos totalmente descontrolados. Los síntomas característicos son manchas en hojas, chancros y seca de ramas, fuertes defoliaciones, pérdida de vigor de la planta e incluso pudrición de frutos. Una sintomatología similar a otras afecciones aéreas, sin embargo, apreciamos ciertas diferencias tanto en los síntomas visuales como en el desarrollo de la enfermedad, principalmente la rapidez y virulencia en la expansión, que nos hicieron sospechar que se podría tratar de una nueva enfermedad. Tras numerosos análisis de identificación de patógenos logramos diagnosticar la enfermedad: Alternaria o Alternariosis del olivo.
DESCRIPCIÓN
Se trata de una micosis aérea causada por diferentes especies de hongos saprófitos ascomicetos del género Alternaria que daña a hojas, tallos, flores y frutos de un gran número de especies hortícolas (patata, tomate, berenjena…), leñosas (olivo, cítricos, manzanos etc), plantas herbáceas y ornamentales causando pérdidas anuales de al menos el 20% de las cosechas.
En olivar es una enfermedad nueva o emergente y la responsable de la desecación de hojas y ramas y la podredumbre de aceitunas. Ataca especialmente a hojas y ramas senescentes o sometidas a estrés. En el fruto, en maduración o ya maduro, provoca su pudrición afectando al rendimiento graso y a la calidad del aceite. Del género Alternaria, las especies más representativas en olivar son A. alternata, A. tenuissima y A. solani.
Las altas densidades de algunas plantaciones, las podas irregulares y la recolección tardía son algunos de los factores que favorecen esta enfermedad (Töfoli et al., 2013) que junto a la susceptibilidad del cultivar están provocando importantes brotes de la enfermedad.
MORFOLOGÍA
Presenta un micelio de color oscuro (negro o negro verdoso) con hifas grisáceas. Es muy característico observar cómo la zona de crecimiento activo presenta una tonalidad clara siendo normalmente blanca o beige. Muestra conidios grandes, alargados y oscuros, o bien, multicelulares en forma de pera con septos transversales y longitudinales.
Su sintomatología es similar a otras micosis aéreas como el repilo y repilo plomizo, la antracnosis y la lepra, lo que está generando gran confusión en el diagnóstico.
DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD
Se trata de un grupo de hongos que no tiene ciclo sexual. Su multiplicación es meramente vegetativa a través de la formación de micelio y conidios (esporas). Estos invernan en los residuos vegetales infectados del suelo, semillas, frutos, etc. La temperatura y sobre todo la humedad son los principales factores de desarrollo de la enfermedad al favorecer la germinación y la dispersión de esporas. Cuando las temperaturas son cálidas (20-25ºC) y la humedad relativa asciende a niveles cercanos al 90%, gracias a lluvias frecuentes y un rocío abundante, el micelio desprende de forma masiva esporas que entran en contacto con las hojas basales de la planta a través de las salpicaduras de lluvia y el viento. Su diseminación suele darse a través del viento o del agua, pudiendo propagarse por todo el sistema de riego. La espora germina y penetra en los tejidos, bien directamente atravesando la cutícula (más frecuente), entrando por los estomas o bien a través de heridas causadas por agentes meteorológicos, durante las labores agrícolas o la recolección, etc. En el caso de los frutos también puede penetrar a través de heridas causadas por picaduras de insectos.
La propagación es más rápida en periodos en los que se alternan condiciones ambientales de humedad y sequía, con temperaturas de 15-20ºC, o si se dan muchos días seguidos con rocío. Los primeros síntomas son visibles a los 5-8 días de la penetración. Tras la aparición de las manchas se forman nuevos conidios (inóculo secundario) que son dispersados, por el viento o por las gotas de lluvia, a plantas vecinas provocando una infección secundaria y, con ella, la expansión de la enfermedad.
Las esporas son formas de resistencia y, como tales, son capaces de aguantar condiciones muy severas y permanecer con capacidad infectiva durante años en el suelo, en restos de plantas y/o frutos infectados. Un factor a tener en cuenta es el estrés de la planta, provocado por cualquier agente de tipo biotico o abiótico, los cuales, pueden propiciar o agravar la enfermedad producida por la Alternaria spp.
SINTOMATOLOGÍA Y DAÑOS
En general se aprecia marchitez de la planta, intensas defoliaciones, desecación de ramas y finalmente su muerte. Su propagación es muy rápida a diferencia de otras enfermedades similares. Si no se detecta a tiempo podría ocasionar la pérdida completa de la cosecha. Su sintomatología es similar a otras micosis aéreas, Repilo (Spilocaea olegina), Repilo plomizo (Pseudocercospora cladosporioides), Antracnosis (Colletotrichum spp) y Lepra (Neofabraea vagabunda).
Hemos detectado diferentes grados de susceptibilidad. De las fincas diagnosticadas con Alternaria, la totalidad de los cultivares más comunes (picual, hojiblanca y arbequina) son susceptibles al hongo, afectando especialmente a la variedad arbequina. Y normalmente en fincas de media y alta densidad es donde la enfermedad se expande con mayor rapidez, aunque en las plantaciones con marco tradicional se está propagando preocupantemente.
- Síntomas en hoja: pequeñas manchas con formas circulares o alargadas, formando anillos concéntricos, y que pueden estar rodeadas de un halo clorótico, dando una apariencia característica de ojo de buey. La hoja se vuelve amarilla y termina cayéndose.
- Síntomas en rama: chancros o heridas superficiales rodeadas de manchas amoratadas que ocasionan el estrangulamiento de los vasos xilemáticos, impidiendo la circulación de la savia y, en consecuencia, su desecación progresiva y defoliación.
- Síntomas en fruto: manchas marrones o negras con bordes bien definidos y la piel circundante muestra arrugas. Bajo la lesión, la pulpa está podrida, con textura corchosa y de color castaño oscuro. Normalmente, afecta a las aceitunas maduras, aunque también pueden observarse en frutos en maduración dependiendo de la susceptibilidad del cultivar, la presión del inóculo y las condiciones ambientales.
MÉTODOS DE CONTROL
El problema a la hora de combatir la enfermedad es la falta de diagnóstico. Al compartir síntomas visuales con otras afecciones las medidas suelen ser inespecíficas y poco efectivas, además de potenciar la propagación del hongo. Por lo tanto, para establecer medidas de control efectivas es fundamental la identificación del patógeno. Como medida cultural se recomienda la poda selectiva de las ramas infectadas con el objetivo de evitar la propagación.
En cuanto a los tratamientos químicos, no existe un umbral definido para esta enfermedad. Se recomienda realizar tratamientos químicos solo cuando esté justificado y con productos específicos a tal fin. Una herramienta de gran utilidad es el Estudio Fitopatológico de Precisión, un estudio in vitro para determinar la acción de diferentes compuestos fúngicos comerciales frente a cepas del hongo y, de este modo, poder diseñar tratamientos fitosanitarios personalizados.