Recientemente varias enfermedades edáficas del olivo han incrementado marcadamente su gravedad. Destacables son las causadas por hongos de suelo como la «Verticilosis» y por hongos de agua como la «Podredumbre de raicillas». En este artículo nos centraremos en el estudio de «Phytophtora y Pythium», los agentes responsables de la «seca o muerte de olivos jóvenes» debido a su elevada incidencia.
SOBRE MICOSIS RADICULARES
En los últimos años diversas enfermedades se están propagando gravemente en olivar. De las enfermedades edáficas, la Verticilosis se ha convertido en el mayor problema fitopatológico del olivar español. Sin embargo, existen un repunte considerable de otros hongos que infectan las raíces causando la podredumbre de raíces finas o raicillas y un decaimiento general del árbol, cuyos síntomas, en ocasiones, pueden confundirse con Verticillum dahliae. Estamos hablando, principalmente, de las enfermedades causadas por los hongos de agua: Phytophthora y Pythium.
La «seca» o «podredumbre de raicillas» afecta a las raíces absorbentes del olivo y es especialmente grave en olivares jóvenes, normalmente estacas. Los olivos afectados se localizan principalmente en las zonas bajas del campo donde se acumula el agua o se produce un prolongado encharcamiento, ya sea por abundantes precipitaciones, una deficiente gestión del riego o en terrenos muy arcillosos o “bujeos”, acompañado de un periodo de temperaturas suaves. Los olivos adultos son menos afectados, aunque se ha llegado a constatar la muerte de algunos olivos en rodales situados en condiciones muy favorables para la enfermedad. La intensidad de la afección puede variar dependiendo del tipo de suelo y del cultivar, ya que las variedades muestran diferencias de susceptibilidad a la enfermedad.
Existen un repunte de los denominados hongos de agua ‘Phytophthora y Pythium’ que afectan a las raíces finas del olivo causando su podredumbre y decaimiento general del árbol cuyos síntomas pueden confundirse con Verticilosis.
IDENTIFICACIÓN Y SÍNTOMAS VISUALES
Las prospecciones de campo nos han permitido determinar que la sintomatología típicamente asociada a la «seca» de olivos jóvenes es muy inespecífica e incluye la detención del crecimiento vegetativo.
- Síntomas aéreos: en los olivos afectados se aprecia una marchitez generalizada que afecta a toda la copa, amarillez, defoliación y desecamiento apical de la rama que da lugar a la muerte del plantón en un tiempo corto (entre 2 y 4 semanas) desde la aparición de los primeros síntomas aéreos.
- Síntomas radiculares: los hongos de agua degradan las raíces secundarias o raíces absorbentes destruyendo el sistema radicular secundario y sólo mantiene las raíces principales. Al quedarse sin este tipo de raíces el árbol es incapaz de absorber el agua y los nutrientes del suelo lo que se traduce en una seca fulminante que en la mayoría de los casos es irreversible. Además, el deterioro generalizado del sistema radicular del árbol impide que éste tenga brotaciones de chupones o “varetas” en el tronco, o en la peana, algo que es común en los olivos afectados de Verticilosis.
Con cierta frecuencia, sobre todo en olivar joven, el ataque no afecta a la totalidad de las raíces y los síntomas son similares a los de un olivo que sufre estrés hídrico. En esta situación de desconocimiento y falta de diagnóstico, la tendencia es aumentar las aplicaciones de riego por lo que se suele aumentar la cantidad de agua en el bulbo húmedo potenciando la proliferación del hongo patógeno.
Una vez degradada la raíz y en el caso de que en el suelo haya Verticilosis, aunque sólo sea una pequeña concentración, es fácil que este último patógeno colonice el sistema vascular. Por lo que estos fitopatógenos (Phytophthora y Pythium y Verticillium dahliae) pueden actuar de manera sinérgica afectando a la plantación.
Los síntomas de la seca de olivos son similares a los de estrés hídrico. Por desconocimiento y falta de diagnóstico, la tendencia es aumentar las aplicaciones de riego potenciando la proliferación del hongo.
PATOGÉNESIS
En el caso de la podredumbre de raicillas, los factores que provocan su desarrollo son:
- Temperatura atmosférica: estos hongos de agua muestran gran actividad cuando la temperatura oscila entre 15-30ºC. Sobre todo, en verano, en el bulbo húmedo y especialmente en áreas encharcadas o con niveles freáticos muy altos.
- Humedad del suelo y/o atmosférica: la humedad del suelo es el factor limitante para su desarrollo. Históricamente estos hongos casi nunca han estado en contacto con el olivo puesto que no se desarrollaban en condiciones de secano. Sin embargo, la plantación en zonas de vegas (suelos pesados con tendencia a encharcarse) y la transformación en explotaciones de riego provocaron importantes pérdidas económicas al secarse un gran número de árboles a consecuencia de la podredumbre. Al mismo tiempo, estos hongos potencian sus efectos con la Verticilosis intensificando la seca del árbol. A lo largo de un año, la infección por hongos de agua en otoño (septiembre-noviembre) dura aproximadamente dos meses. En primavera-verano puede alargarse de marzo a julio, incluso en algunas fincas o zonas puede prolongarse desde marzo hasta noviembre, siempre que haya agua en el suelo o en el bulbo húmedo. En estos casos la viabilidad de la finca es muy escasa.
Una vez degradada la raíz y en el caso de que en el suelo haya Verticilosis, aunque sólo sea una pequeña concentración, es fácil que este último patógeno colonice el sistema vascular. Estos hongos actúan de manera sinérgica afectando a la plantación.
TRATAMIENTO Y MEDIDAS DE CONTROL
Los síntomas de esta enfermedad pueden resultar idénticos a los que producen otras enfermedades o plagas, e incluso se pueden confundir con daños producidos por animales, por lo que se hace necesario identificar el agente patógeno para evitar error de diagnóstico y plantear el mejor tratamiento. Para ello, es recomendable realizar un análisis fitopatológico que permita determinar el estado sanitario del cultivo cuando se detecten los primeros síntomas visuales o daños en el árbol, identificar genéticamente los patógenos causantes de la podredumbre de raicillas y determinar enfermedades latentes.
Al tratarse de una enfermedad que ha sido caracterizada recientemente, la información disponible sobre tratamientos o medidas de control realmente efectivas es escasa. Dada la naturaleza y ciclo de vida de los patógenos radiculares, las estrategias más acertadas para su control son aquellas que reducen la tasa de proliferación de la enfermedad al crear un ambiente desfavorable para la infección, más que las que reduzcan el inóculo inicial.
Actualmente, y con carácter general, sólo se pueden recomendar las siguientes medidas:
Medidas culturales
1. Disminuir o eliminar el riesgo de encharcamientos prolongados del suelo:
- Drenaje, subsolado, no realizar hoyos profundos o pocetas para captación de agua, o bien plantar en caballones.
- Eliminación de restos de otras plantas leñosas antes de realizar la plantación.
2. Utilizar variedades resistentes a los hongos de agua. Esta posibilidad está siendo investigada habiéndose identificado algunos cultivares resistentes o moderadamente resistentes como ‘cornicabra’, ‘morrut’, o ‘manzanilla de Sevilla’ entre otras (Raya, 2005 y Sánchez et al., 2008). Ver tabla de Susceptibilidad de variedades.
Riego Inteligente
Una de las principales ventajas de la Olivicultura de Precisión es que proporciona al olivicultor herramientas cada vez más precisas para, entre otros aspectos, gestionar de manera más eficaz distintas enfermedades. Hoy día implantando novedosas tecnologías que permitan monitorizar Suelo-Planta-Clima es posible conocer los ciclos y riesgo de infección de los agentes patógenos y así, poder controlarlos y tomar las medidas oportunas. Una opción es el Riego Inteligente, un sistema de comunicación directa “Olivar-Olivicultor” que gracias a tecnologías accesibles proporciona información sobre el estado hídrico del cultivo y ayuda a mejorar la eficiencia del riego. Mediante el seguimiento en continuo de parámetros ambientales, normalmente, temperatura y humedad del suelo y/o atmosférica, es posible detectar patologías, evaluar su incidencia y prevenir las probabilidades de desarrollo o avance.
Monitorizando los parámetros atmosféricos logramos:
- Conocer a tiempo real las condiciones climáticas de la zona y tener un histórico de referencia para la toma de decisiones.
- Evaluar y predecir el riesgo de desarrollo de la enfermedad y su intensidad.
- Justificar la aplicación de tratamientos y determinar que éste sea rentable económica y sanitariamente.
- Valorar la repetición del tratamiento.
- Optimizar la aplicación de insumos y de costes asociados.
- Minimizar el impacto medioambiental, al tratar solo y cuando esté justificado.
El Riego inteligente más que una medida de control en sí, facilita el control y seguimiento de enfermedades en continuo y ayuda enormemente en la toma decisiones en cuanto al tratamiento o acciones a realizar.
Tratamientos fúngicos
Poco se conoce sobre la resistencia o susceptibilidad de los hongos de agua a determinados fungicidas. La utilización de compuestos activos contra Oomicetos, el Fosfito y, sobre todo, el Metalaxil (fungicida sistémico aplicable frente a Oomicetes como Pythium sp. y Phytophthora sp.), se han mostrado efectivos aplicados al suelo en condiciones experimentales. Debido al riesgo de pérdida de efectividad del Metalaxil, por la aparición de resistencia cuando se utiliza reiteradamente, es aconsejable su uso sólo en casos en los que la enfermedad resulte recurrente en el olivar y el resto de las medidas ya mencionadas no sean suficientemente eficaces. En cualquier caso, se recomendaría su utilización en mezcla con otros fungicidas no específicos.
La aplicación de fumigantes del suelo puede resultar de interés para el tratamiento de los hoyos de plantación dejados por los olivos afectados por la enfermedad, antes de ser reemplazados por nuevos plantones. Sin embargo, su uso cuando la plantación ya está establecida viene limitado por la fitotoxicidad que muestran a las dosis recomendadas.
La utilización del Fosfito y, sobre todo, el Metalaxil, se han mostrado efectivos aplicados al suelo en condiciones experimentales. Debido al riesgo de pérdida de efectividad del Metalaxil es aconsejable su uso sólo en casos en los que la enfermedad resulte recurrente en el olivar.
Control Biológico
No siempre es posible aplicar tratamientos químicos por lo que habrá que recurrir a otras medidas complementarias, denominadas «medidas de control biológico», como puede ser la estimulación de la respuesta defensiva del olivo. Una de las respuestas del árbol a la infección radical por Phytophthora y Pythium es la producción de nuevas raicillas absorbentes que reemplazan a las necrosadas por los patógenos. En este sentido, la fertilización fosfórica y la micorrización pueden estimular esta producción de raicillas. Un experimento con plantones de olivo micorrizados con el hongo Glomus intraradices puso de manifiesto una menor severidad de las infecciones por P. megasperma y P. inundata en los plantones micorrizados frente a los no micorrizados, por lo que podría recomendarse como una medida de control (Sánchez et al., 2008).
Paralelamente existen numerosos estudios enfocados en la búsqueda de bioplaguicidas a partir de microorganismos obtenidos de material vegetal y suelo del olivar. Más concretamente, hongos que constituyen parte de la microbiota natural de la mayoría de los suelos y que son conocidos ampliamente por su efecto antagónico contra de microorganismos fitopatógenos o por un efecto biofectilizante. Siguiendo esta línea de investigación, desarrollamos ensayos in vitro con diferentes microorganismos que podrían actuar como microorganismos biocontroladores, como son los géneros Trichoderma sp. y Gliocladium sp. sobre diferentes hongos fitopatógenos como Phytophthora sp., Pythium sp., Colletotrichum acutatum y Verticillium dahliae.
Según los resultados, ciertas cepas de Trichoderma sp. y Gliocladium sp. son capaces de reducir del crecimiento de estos hongos fitopatógenos entre un 60% y 20%. Estos resultados son particularmente significativos en el caso de los diferentes hongos de agua ensayados (San Eufrasio Martínez 2018; Medina Camacho, 2018. TRABAJOS FIN DE MÁSTER, dirigidos por Agroconsulting), en los que se pone de manifiesto el gran potencial de Trichoderma sp. y Gliocladium sp como bioplaguicidas, por lo que podría utilizarse a corto-medio plazo como una medida de biocontrol, siendo una alternativa a los bioplaguicidas convencionales.
En cualquiera de los casos el control de la podredumbre radical del olivo causada por Phytophthora o Pythium ha de contemplarse en el contexto de una lucha integrada en la que se apliquen de forma racional todas las medidas de control disponibles.
Según los resultados ciertas cepas de Trichoderma sp. y Gliocladium sp. son capaces de reducir del crecimiento de estos hongos entre un 60% y 20%, poniendo de manifiesto su gran potencial como bioplaguicidas.
BIBLIOGRAFÍA
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Enfermedades del olivo. Artículo Phytoma . Número de Edición: 209. Mes / Año: mayo 2009. Autores: A. Trapero Casas, L.F. Roca Castillo, J. Moral Moral, F.J. López Escudero, M.A. Blanco López. (Grupo de investigación «Patología Agroforestal», Departamento de Agronomía, ETSIAM, Universidad de Córdoba).
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La «seca» de olivos jóvenes I: Sintomatología e incidencia de los agentes asociados. E. SÁNCHEZ HERNÁNDEZ, A. PÉREZ DE ALGABA, M. A. BLANCO LÓPEZ y A. TRAPERO CASAS.
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La «seca» de olivos jóvenes II: Identificación y patogenicidad de los hongos asociados con podredumbres radiculares. E. SÁNCHEZ HERNÁNDEZ, A. RUIZ DÁVILA y A. TRAPERO CASAS.
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Encuentro Phytoma: El Olivar: retos de la sanidad vegetal e innovación tecnológica. Noviembre 2017. Antonio Trapero del grupo de patología Agroforestal de la universidad de Córdoba.
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La Podredumbre radical del olivo y del acebuche. Fichas de plagas y enfermedades. Sanidad Forestal. Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. Junta de Andalucía.
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Aislamiento y actividad antimicrobiana de diferentes cepas de Trichoderma sp. y Gliocladium sp. sobre semillas decapsicum annuum, lactuca sativa, solanum lycopersicum y raphnus sativus y sobre sus principales fitopatógenos. Trabajo fin de máster realizado por Bonoso San Eufrasio, 2018 en AGROCONSULTING dentro del Máster en Seguridad de los Alimentos, Universidad de Jaén.