La improductividad del olivar de regadío es un hecho cada vez más frecuente. Si bien la transformación de las fincas a regadío incrementa las producciones a corto plazo, si no se tienen en cuenta determinados factores como la calidad del agua de riego o la evolución físico-química del bulbo húmedo, la productividad puede mermar a medio y largo plazo.

Este artículo analiza la «Influencia de la Calidad del Agua de Riego en las Propiedades Químicas del Suelo», un trabajo de investigación en el que se comprobó el impacto negativo del uso de agua de dudosa calidad en el bulbo húmedo del suelo en olivar de regadío y sus efectos sobre el estado fisiológico y fitosanitario del olivo. 

Tradicionalmente el olivo se ha considerado un cultivo de secano, aunque su respuesta al riego es espectacular, siendo uno de los cultivos que proporciona una gran rentabilidad social y económica por cada metro cúbico de agua empleado (Pastor et al., 2003). Como consecuencia de lo anterior, la puesta en riego se multiplicó por 2,5 veces en los últimos 10-15 años, convirtiéndose en uno de los cultivos con mayor superficie de riego (Camacho et al., 2010). Esta tendencia a la transformación de las explotaciones a regadío hace que se emplee cualquier tipo de agua sin tener en cuenta ni su calidad, ni la evolución físico-química del bulbo húmedo, ni las consecuencias que tendrán sobre el olivo y su producción. Es necesario considerar que la degradación química del suelo se produce de forma gradual, y sus efectos sobre la fisiología del olivo y la cosecha suceden a medio y largo plazo (a partir de 10-15 años).

El uso de agua de dudosa calidad provoca la degradación química  gradual del suelo y sus efectos sobre la fisiología del olivo y la cosecha se suceden a partir de 10-15 años.

Estudio «Influencia de la Calidad del Agua de Riego en las Propiedades Químicas del Suelo»

Objetivo

Analizar el efecto del riego localizado con agua de alta concentración en bicarbonato y sodio sobre las propiedades químicas del bulbo húmedo. Así como, estimar qué parámetros del suelo son los más afectados por este proceso, en comparación con un suelo patrón adyacente. Esta investigación de 2011 ya adelantaba una situación que en la actualidad se está produciendo en los olivares de regadío, como es la parcial o total improductividad del cultivo, el mal estado fitosanitario y nutricional y la pérdida de calidad del aceite de oliva.

Metodología

Seleccionamos una finca con las siguientes características:

-Ubicación: Guarromán. Jaén -Superficie de plantación: 12,5 ha. Pendiente media: 7’98% Marco de plantación: 10×5 Densidad: 200 olivos/ha Sistema de riego: localizado. 2 goteros/olivo de 8Lt. Año 1995 Origen del agua: sondeo propio.

El agua empleada es de baja calidad lo que lo provocó:

  • Pérdida de producción: tras años de incrementos importantes en las cosechas, sufrió progresivas pérdidas de producción hasta el extremo de no realizar la cosecha en la campaña 2011-2012.
  • Olivar enfermo: prácticamente todos los olivos mostraban visualmente una infección generalizada por Repilo y Repilo Plomizo, pese a los 3 tratamientos fitosanitarios que de forma regular se aplicaban.
  • Estado nutricional crítico: deficiencias visuales de hierro y zinc, hojas de pequeño tamaño, entrenudos cortos y defoliación generalizada.

Como punto de partida y para valorar objetivamente la situación de la finca se realizaron diferentes tipos de análisis agroquímicos, entre los meses entre julio y noviembre de 2011.

La importancia de la Salud del Suelo del Olivar

Resultados analíticos

Los resultados de las analíticas no dejan lugar a duda del impacto negativo del tipo de agua utilizada:

    1. Análisis foliares

Niveles deficientes de nitrógeno y niveles bajos en fósforo, manganeso y zinc. Estos graves desequilibrios nutricionales son coherentes con el aspecto visual, intensas defoliaciones y crecimiento vegetativo muy escaso.

     2. Análisis de calidad del agua

  • La concentración de bicarbonato es superior a la concentración de calcio y magnesio, siendo el Carbonato Sódico Residual (CSR) es muy elevado. En consecuencia, el bicarbonato aportado por el agua bloquea al calcio y magnesio del suelo, aumentando la concentración de sodio lo que podría originar que el bulbo húmedo evolucione hasta un suelo sódico. 
  • La relación calcio/sodio indica que el agua aporta el doble de sodio que de calcio. Por tanto, esta agua presenta un riesgo moderado de infiltración.
  • La conductividad del agua es baja. No es probable que se produzca la salinización del bulbo húmedo. 

    3. Análisis de fertilidad del suelo 

Los resultados demostraron que para determinados parámetros el valor medio en el bulbo húmedo es significativamente superior respecto al valor en calle:

  • La concentración de bicarbonato, socio, cloruro y magnesio en el bulo húmedo son superiores a la muestra de control, debido al aporte de agua de dudosa calidad.
  • La conductividad eléctrica del extracto de saturación del bulbo húmedo es superior a la muestra control. Por tanto, se descarta el proceso de salinización del suelo.
  • La Relación de Absorción de Sodio (RAS) obtenido se considera bajo (<6).
  • El  Carbonato Sódico Residual (CRS) en bulbo húmedo es positivo (0,58 meq/l). Es decir, existe una mayor concentración de bicarbonato que la sumatoria de calcio y magnesio, mientras que en la calle ocurre el efecto contrario. De este modo, en la calle no se favorece el proceso de sodificación, mientras que éste sí es favorecido en el bulbo húmedo, como consecuencia de los bicarbonatos que aporta el agua.
  • El Porcentaje de Sodio Intercambiable (PSI) tiene un valor medio de 15,49% en el bulbo húmedo, mientras que en calle el valor es de 13,79%. Esto indica que la concentración de sodio en el complejo de cambio está aumentando y con ello la sodicidad del suelo.
  • Los valores de pH son iguales en los dos casos por el efecto de taponamiento que tiene la caliza activa del suelo.
  • Según los datos analíticos, y basándonos en las tablas (Richards, 1954), la calle presenta un suelo no salino (pH< 8,5, C.E.< 2,5 y PSI <15). Por el contrario, el bulbo húmedo se trata de un suelo sódico (pH> 8,5, C. E.< 4 y PSI>15).

Conclusiones 

Queda demostrado que la práctica del riego localizado con aguas de dudosa o mala calidad (bicarbonatadas sódicas) produce la contaminación química del bulbo húmedo «sodificación» aumentando las concentraciones de bicarbonato, sodio y cloruro (elementos que pueden ser fitotóxicos a baja concentración), causando el deterioro fisiológico y fitosanitario del olivo, lo que se traduce en una disminución paulatina de la cosecha hasta llegar a su práctica improductividad.

Recomendaciones 

  1. Reinterpretar el concepto de fertirriego para evitar la influencia negativa del agua de riego sobre el bulbo húmedo, a medio y largo plazo, de forma que no solo sea una herramienta para aportar nutrientes, sino que además nos permita corregir el agua de riego, mediante aportaciones específicas de compuestos al agua, limitando o revirtiendo el proceso de contaminación del bulbo húmedo.
  2. Realizar análisis de precisión periódicamente para valorar el estado general de la finca. Y en el caso de contaminación del bulbo húmedo nos permitan predecir su grado de intensidad y evolución para tomar las medidas correctoras pertinentes.
  3. Mantener y controlar el equilibrio hídrico del cultivo durante todo el año mediante un sistema de Riego Inteligente. Monitorizando los parámetros Suelo-Planta-Clima es posible gestionar de manera eficaz el riego, verificar la efectividad de los riegos, controlar y evaluar la incidencia de enfermedades, en incluso predecir la probabilidad de desarrollo para poder obtener producciones equilibradas año tras año.

Identificación genética de fitopatógenos

 

Hay reinterpretar el concepto de fertirriego como una herramienta, que ademas de nutrir al olivo, permita corregir el agua de riego de mala calidad, realizar análisis de precisión de manera periódica para tomar las medidas correctoras oportunas y contar con un sistema de gestión del riego eficaz. 

Esta investigación fue presentada en el Foro del Olivar y el Medio Ambiente del XVI del Simposium Científico-Técnico de EXPOLIVA 2013.

 

Agradecimientos

  • Julio Calero y Víctor Aranda. Departamento de Geología, Área de Edafología y Química Agrícola, Facultad de Ciencias Experimentales, Universidad de Jaén.
  • Bernardo Sánchez.  Máster de Olivar, Aceite de Oliva y Salud de la Universidad de Jaén. 

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