La gestión del riego del olivar es una de las prácticas culturales esenciales en olivicultura. La disponibilidad de agua se ve influida por factores como el clima, el suelo o el sistema productivo y está estrechamente relacionada con el manejo general del cultivo. Por ello es importante conocer los distintos tipos de gestión del riego para seleccionar aquel que más nos interese.


Muchos de los efectos negativos que se atribuyen al riego suelen asociarse al desconocimiento de las necesidades hídricas reales del árbol, a un abuso de las dotaciones de agua y a la falta de entendimiento del riego en un marco de equilibrio con el resto de los factores de cultivo. En este sentido la tecnología se ha convertido en aliada clave para el conocimiento del olivar y lograr una gestión eficaz a nivel hídrico, nutricional y sanitario.

Principales tipos de gestión del riego

Podemos englobar en cuatro los diferentes tipos de gestión del riego y en función del que tengamos, o podamos tener, los efectos sobre el cultivo serán distintos. 

«Riego Tradicional»

Este tipo de gestión es el más habitual y extendido, y se caracteriza por la falta de planificación y objetivos. Normalmente las aplicaciones de agua son anárquicas, sin apreciar las necesidades del cultivo, sólo se tiene en cuenta la duración de cada aplicación y no su frecuencia. Por tanto, no se valoran los resultados del riego en cuanto a la productividad de la finca ni el consumo de agua y energía. En estos casos la producción de las fincas no suelen acercarse a su producción potencial.

«Gestión del Riego mediante Calendario y Volumen de Agua»

Esta práctica se fundamenta en el seguimiento de un calendario de riego en el que se indica la fecha aproximada de los riegos y el volumen de agua que se debe aplicar en cada mes por planta (lt/planta/mes).

El origen se basa en estudios realizados en fincas experimentales donde se elaboró un calendario con recomendaciones de riego a través de las cuales es posible realizar unas medias de las necesidades hídricas del cultivo en determinadas condiciones. Esta pauta de riego, que se usó sobre todo en cítricos, es muy cómoda para agricultor y/o técnico ya que pueden adaptar las aplicaciones al volumen de agua de las tablas para cada mes. Sin embargo, es poco preciso al no completar la variabilidad de la finca ni las necesidades hídricas del árbol que habitualmente cada año son diferentes. Por tanto, puede ser considerada una gestión poco rigurosa y escasamente eficiente y rentable. 

El riego mediante «Calendario y Volumen de Agua» es poco preciso al no completar la variabilidad de la finca ni las necesidades hídricas del árbol que habitualmente son diferentes cada año.

«Gestión del Riego mediante Balance Hídrico-FAO-»

La metodología del balance de agua es recogida en el manual nº56 “Evapotranspiración del cultivo. Guías para la determinación de los requerimientos de agua de los cultivos” de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación – Allen et al., 2006).

Para realizar este método resulta fundamental conocer y evaluar el depósito de agua existente (cantidad de Agua Útil) y en qué situación se encuentra la finca (cerca de la Capacidad de Campo, o próximo al Nivel de Agotamiento Permisible). El objetivo de esta práctica es jugar con el depósito de Agua Útil para no aplicar riegos que excedan la Capacidad de campo, ni llegar a  situaciones en la que se sobrepase el Nivel de Agotamiento Permisible, porque en ese caso la planta entrará en Déficit Hídrico. Además es imprescindible valorar cuáles son las pérdidas de agua que se producen bien por el suelo, el bulbo húmedo (proceso de evaporación) o por la propia planta a causa de la fotosíntesis. Es lo que se denomina Evapotranspiración.

De manera muy gráfica en este método de gestión, el suelo es considerado como un almacén de agua en el cual habrá que reponer el agua que se pierda por el consumo de la planta, la evaporación del suelo y el bulbo húmedo. De esta forma, cuanta mayor cantidad de agua se pierda, mayor volumen de agua habrá que aplicar para reponerla evitando que la planta sufra un estrés hídrico que limite su crecimiento y producción.

*El suelo se comporta como un gran depósito que puede almacenar el agua de lluvia o riego. El depósito solo puede llenarse hasta un nivel (CC= Capacidad de Campo) sin que rebose el agua, el árbol no puede variar el depósito por debajo de un determinado nivel (PMP= Punto de Marchitamiento Permanente). El agua disponible por las plantas es la diferencia entre CC y PMP, pero cuando el vaciado del depósito baja por debajo de DASP afectaría a la transpiración del cultivo y condicionaría su crecimiento.  

A nivel práctico hay que evaluar tres aspectos clave:

  • La planta y su transpiración.
  • El suelo, su evaporación y su capacidad de retener agua en función de la textura.
  • El agua entendida como la disponibilidad de agua en suelo útil para el árbol.

La aplicación de esta metodología, desde el punto de vista práctico, resulta difícil de gestionar debido a que no contempla la enorme variabilidad que caracteriza a las explotaciones olivareras, unido a los numerosos parámetros a considerar y al diseño de las instalaciones de riego que en la mayoría de los casos no está dimensionado a las necesidades de la hídricas del cultivo. 

«Gestión del Riego mediante Monitorización Suelo-Planta-Clima o Riego Inteligente»

Se basa en la monitorización a tiempo real del olivo, más concretamente en la supervisión directa de la evolución de la humedad del Suelo, el estrés de la Planta y de las condiciones Climáticas de la finca. Para ello se usan tecnologías avanzadas que conectan los principales parámetros del olivar, Suelo-Planta-Clima, con el olivicultor a tiempo real a través del cualquier dispositivo móvil.

El Riego Inteligente es el método más recomendable por su eficacia y fiabilidad ya que permite adaptar la gestión del riego a las necesidades hídricas del árbol en cada momento y según el estado fenológico en el que se encuentre. Esta metodología de precisión trata de reducir el estrés hídrico que sufren las plantas a lo largo de su ciclo productivo para poder obtener máximas producciones y mínima vecería para el año siguiente.

Los objetivos de este sistema son:

  • Conocer la dinámica de los procesos como la humedad en el bulbo húmedo, la evolución del estrés de la planta y las condiciones climáticas del ambiente.
  • Obtener la máxima productividad con un consumo eficiente de energía y agua.
  • Evaluar si la estrategia y actuación sobre el riego van encaminados a mejorar el estado hídrico de la planta.
  • Adquirir conocimientos de cómo se comporta la finca ante determinadas acciones y que en años venideros se podrán tomar de referencia para mejorar la actuación sobre el riego.

Independientemente del método de gestión que se emplee es fundamental conocer la calidad e idoneidad del agua destinada al riego mediante un análisis de agua de riego. Es la única manera de evitar el impacto negativo del uso del agua de dudosa calidad y sus efectos sobre el estado fisiológico y sanitario del olivo. 

El Riego Inteligente es el método más preciso y fiable al adaptar la gestión del riego a las necesidades hídricas del olivo en cada momento y según su estado fenológico.

En el siguiente artículo Riego de Precisión: Monitorización “Suelo-Planta-Clima” abordaremos con más detalle este último tipo de gestión del riego que tan buenos resultados está dando en olivicultura.


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