Un estudio sobre el hongo Pseudocercospora cladosporioides causante del Repilo Plomizo en olivar y cómo combatir sus efectos. Los resultados son muy positivos en cuanto al diagnóstico y control de la enfermedad y al tratamiento más efectivo.


 

El término genérico “Repilos” hace referencia a tres micosis foliares del olivo que tienen en común la defoliación y desecación de las ramas de los árboles afectados y los ataques a las aceitunas. Estas tres enfermedades son:

  • Repilo, propiamente dicho, causado por Spilocaea olegina.
  • Repilo plomizo o Emplomado causado por Pseudocercospora cladosporioides.
  • Antactnosis o Aceituna jabonosa cuyos agentes causantes son dos especies del género Colletotrichum: C. acutatum y C. gloesporioides.

Los datos sobre las pérdidas de cosecha en olivar son escasos e imprecisos, debido a que a menudo son confundidas con otras enfermedades foliares con semejantes síntomas. Aunque la más común es el Repilo, los otros patógenos producen una merma grave en la producción y un deterioro notable de la calidad del aceite. Se estima que en España los tres patógenos causan unas pérdidas de cosecha superiores al 10% (Andrés, 1991; Trapero y Blanco, 2004). A pesar de ser enfermedades conocidas y estudiadas desde el siglo XIX, todavía existen lagunas en su conocimiento lo que está potenciando su propagación. Observaciones recientes destacan su elevada incidencia en numerosas comarcas olivareras andaluzas, ya no solo en cultivos de variedades vulnerables sino también en aquellas tradicionalmente más resistentes como las variedades ‘Picual’, ‘Arbequina’ o ‘Blanqueta’.

Esta situación se debe fundamentalmente a dos motivos, al desconocimiento del fitopatógeno responsable de la enfermedad y la falta de una estrategia de control adecuada, la aplicación de tratamientos fúngicos inespecíficos genera mayor resistencia de los patógenos aumentando su virulencia sobre el olivo. 

Observaciones recientes destacan el repunte del Repilo Plomizo en cultivares tradicionalmente más resistentes como ‘Picual’, ‘Arbequina’ o ‘Blanqueta’.

SOBRE EL REPILO PLOMIZO

La principal consecuencia de la enfermedad es la caída anticipada de las hojas infectadas, lo que conduce a un debilitamiento generalizado del árbol, a la reducción de la actividad fotosintética y a la disminución de las reservas de la planta, repercutiendo así en el rendimiento de la producción y en la capacidad de resistencia frente a otros agentes patógenos (bióticos y abióticos). Si la infección se agravase a lo largo de varios años sucesivos, podría desembocar en la desecación total y muerte de las ramas afectadas (Ávila et al., 2004). La intensidad de sus ataques varía en función de la climatología, el área geográfica y de la variedad de olivo.

Los síntomas se aprecian especialmente en las hojas, aunque también se pueden observar en el peciolo, pedúnculos de frutos y en los frutos. 

  • Hojas: en el haz se visualizan manchas cloróticas (amarillentas) irregulares y necróticas (de color negro). En el envés aparecen manchas difusas de color plomizo, lo que ha dado el nombre a la propia enfermedad. Los síntomas son más aparentes sobre las hojas viejas de las ramas situadas en la parte baja del árbol, pero en ocasiones se observan también en hojas jóvenes de 4 o 5 meses de edad. 
  • Frutos: pueden ser afectados directa o indirectamente al no asimilar normalmente los nutrientes. Tienden a marchitarse, a madurar mal y, a menudo, a caerse antes de haber alcanzado la completa maduración. Por otra parte, se reduce la intensidad de la floración y disminuye el número de brotes en los olivos afectados.  Visualmente la aceituna presenta pequeñas lesiones redondeadas de color ocre o marrón que viran a grisáceo o azulado conforme el fruto madura. Y como consecuencia, la pulpa se vuelve corchosa y oscura tendiendo a ahuecarse. Las aceitunas infectadas pueden ser descartadas para su consumo en verde y su aceite presenta un alto nivel de peróxidos y una elevada acidez, considerándose de baja calidad.

Las aceitunas afectadas son descartadas para su consumo en verde y su aceite presenta un alto nivel de peróxidos y una elevada acidez.

Patogénesis

El desarrollo y la duración del ciclo del hongo dependen en gran medida de las condiciones de humedad relativa, temperatura, localización y características del suelo. El proceso de infección se inicia cuando un conidio emite un tubo germinativo y penetra por el estoma de la hoja.  Posteriormente, coloniza los tejidos de las hojas y cuando las condiciones son favorables, las estructuras de reproducción salen por los estomas o directamente a través de la epidermis de las hojas, dando lugar a los conidios, que son los encargados de efectuar las sucesivas infecciones.

Las hojas caídas parecen tener un papel fundamental en la supervivencia del hongo, pudiendo constituir una fuente de inóculo muy importante. El patógeno muestra un largo periodo de incubación en la planta y su dispersión se produce a corta distancia, de hoja a hoja, por conidios o fragmentos de micelio, favorecidos por el viento y la lluvia.

La infección es particularmente severa en plantaciones densas y con poca aireación, ubicadas cerca de ríos, arroyos o zonas húmedas propensas a inundaciones o encharcamientos recurrentes. La época más favorable para la infección y el desarrollo de la enfermedad suele ser durante el otoño y finales de invierno, principalmente cuando existen periodos prolongados de alta humedad (>80%), días lluviosos y temperaturas suaves entre 10 y 20ºC.

Tratamiento y medidas de control

Para los cultivares susceptibles se recomiendan la aplicación de dos tratamientos fungicidas coincidiendo con los períodos de mayor infección. Uno a finales de octubre para proteger las hojas durante las primeras fases de la epidemia y otro en febrero-marzo que actuaría sobre las fases finales de la misma. En estos tratamientos los productos cúpricos se pueden mezclar con fungicidas sistémicos o penetrantes para aumentar el efecto curativo.

Paralelamente se recomiendan las medidas culturales que favorezcan la ventilación de los árboles y disminuyan el tiempo de la humectación foliar. Por lo tanto, se aconseja no ubicar plantaciones cerca de ríos, arroyos y zonas húmedas. Realizar podas selectivas y establecer marcos de plantación adecuados para evitar copas densas o muy juntas que impidan la ventilación.

La utilización de variedades resistentes como la ‘Arbequina’, ‘Blanqueta’, ‘Manzanilla de Sevilla’ o ‘Picual’ es recomendable especialmente en zonas endémicas o en campos donde se den condiciones favorables para el desarrollo de la enfermedad. Sin embargo, existen criterios de calidad y productividad que hacen impracticable esta medida en muchos casos. En las epidemias de los últimos años casi todos los cultivares de olivo españoles han resultado susceptibles en mayor o menor grado.

Otra opción para la gestión y control de esta enfermedades,  es la implantación de tecnologías como eRiego Inteligente ya que mediante el seguimiento en continuo de diferentes parámetros (humedad y temperatura) es posible detectar patologías, evaluar su incidencia y predecir las probabilidades de ataque.

EVALUACIÓN DEL EFECTO DE FUNGICIDAS SOBRE REPILO PLOMIZO

Atendido a las principales causas de expansión de la enfermedad y a la falta de medidas de control efectivas, nos planteamos estudiar el comportamiento in vitro del patógeno P. cladosporioides con los siguientes objetivos:  

  • Identificar genéticamente el tipo de fitopatógeno y evitar errores de diagnóstico y procedimiento.
  • Estudiar el Efecto Preventivo de distintos de fungicidas sobre el hongo a diferentes concentraciones.
  • Estudiar el Efecto Curativo de distintos de fungicidas sobre el hongo a diferentes concentraciones.
  • Diseñar el Terapias Sanitarias específicas más adecuado.
  • Definir la estrategia de control más eficaz, complementaria a las medidas culturales. Así como verificar su efectividad. 

Metodología

Para valorar tanto el efecto preventivo como el curativo se utilizó una cepa de P. cladosporioides, previamente aislada, procedente de un olivar infectado por Repilo Plomizo. En cuanto a los fungicidas, se testaron los 5 fitosanitarios autorizados más habituales para combatir la enfermedad a las concentraciones mínimas y máximas establecidas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación  (MAPA). 

Resultados

Con los fungicidas seleccionados se realizaron dos tipos de estudios, Estudio del efecto Preventivo Estudio del efecto Curativo. Los resultados obtenidos son los siguientes:

1. Estudio del efecto Preventivo

Tras el primer tratamiento con cada uno de los fungicidas pudimos observar que sólo tres de ellos revelan, al menos in vitro, un efecto preventivo del 100% contra P. cladosporioides, al no contabilizar colonia alguna del microorganismo ni a los 15 ni a los 30 días de incubación (Imagen 1).

De los otros 2 fungicidas testados, aunque no mostraron in vitro efecto preventivo del 100%, sí redujeron el número de colonias contabilizadas tras su crecimiento (Imagen 2 y 3).

Como se aprecia en el Gráfico 1, tras el control, se contabilizó un mayor número de colonias de P. cladosporioides al incubarla in vitro con los fungicidas 1 y el 4, siendo el crecimiento cero o nulo en el caso de los fungidas 2, 3 y 5.

2. Estudio in vitro del efecto Curativo

Para testar el efecto curativo, el hongo P. cladosporioides fue expuesto con los 5 fungicidas a las concentraciones mínimas y máximas establecidas por el MAPA. En ambos casos, los resultados obtenidos fueron muy reveladores.

Según se aprecia en el Gráfico 2, pudimos registrar que a concentración máxima el fungicida con mayor actividad in vitro es el fungicida 5, seguido de los fungicidas 3 y 2. Al exponer la colonia de P. cladosporioides con el fungicida 5, durante una hora, ya parece ejercer su efecto inhibiendo por completo el crecimiento de cualquier colonia de la cepa.

En cuanto al fungicida 4, éste aumenta considerablemente su actividad llegando a inhibir totalmente el crecimiento de la cepa. Sin embargo, carece de efecto preventivo (observado en estudios previos), por lo que el efecto curativo es algo dudoso. Consideramos que es necesario un mayor número de análisis para asegurar los resultados. Por otra parte, con el fungicida 1, aunque la población se reduce, no consigue inhibir el crecimiento totalmente, al menos tras 24 horas de exposición.

Para confirmar los efectos curativos relacionamos la tasa de mortalidad in vitro de la colonia del hongo tras la incubación con los fungicidas a concentraciones mínimas y máximas. En el Gráfico 3 se muestran los resultados a concentraciones máximas. 

El fungicida con mayor efecto y más rápido es el fungicida 5, que con tan solo una hora de exposición es capaz de provocar el 100% de la mortalidad de las colonias. En el caso de los fungicidas 3 y 2, con 6 horas de exposición, se produjo una mortalidad del 100% de las colonias.

El fungicida 4, a partir de las 8 horas de incubación, parece ser que la mortalidad alcanza el 100%. Sin embargo, el fungicida 1, durante 24 horas la mortalidad es del 85.9%, pero en ningún caso alcanzó el 100%. Por tanto, sería necesario alargar el ensayo en el tiempo para observar cómo se comporta P. cladosporioides durante periodos de exposición superiores a 24 horas.

En cuanto al tamaño de las colonias, tras la incubación con los 5 compuestos testados, su crecimiento fue semejante en todos los casos, y no se encontraron diferencias significativas.

Conclusiones

A tenor de estos resultados es posible concluir que: 

1. De los 5 fungicidas estudiados, solo 3 (fungicidas 2, 3 y 5) son los únicos que muestran efecto tanto preventivo como curativo, al menos in vitro.

2. El fungicida 5 es el que posee acción más rápida in vitro, puesto que con tan sólo una hora de exposición la colonia hace inviable, siendo incapaz de germinar y de que germinen colonias nuevas.

3. Los fungicidas 2 y 3 también mostraron un buen efecto tanto preventivo como curativo, provocando un 100% de mortalidad tras la exposición mínima de 6 horas con ellos (concentración máxima).

4. El fungicida 4, aunque a partir de las 8 horas de incubación no se contabilizó ninguna colonia, posee un dudoso efecto curativo ya que carece de efecto preventivo. Por tanto, serían necesario ampliar el número de ensayos para asegurar los resultados.

5. El fungicida 1 carece tanto de efecto preventivo como curativo, puesto que la colonia fue capaz de sobrevivir y germinar nuevas colonias, incluso tras 24 horas de incubación. En este caso, sería necesario prolongar el ensayo en el tiempo para observar si existe un periodo de incubación en el que este si ejerciese su efecto.

6. Queda demostrado que algunos de los fungicidas autorizados y comercializados contra el Repilo Plomizo no tienen actividad frente al hongo, al menos in vitro, y previsiblemente tampoco en campo. Esto explica la gran expansión de la enfermedad en los últimos años.  

En base este estudio hemos logrado desarrollar un método de lucha específico contra el Repilo Plomizo del olivo, con el que podemos identificar el tipo de cepa patógeno y valorar la actividad fungicida in vitro de diferentes moléculas con la finalidad de proponer el tratamiento fitosanitario más preciso y adecuado adaptado a cada finca. Evitando aplicaciones innecesarias que encarecen los tratamientos y la contaminación derivada del exceso de fungicidas.


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Esta investigación fue presentada en el Foro del Olivar y el Medio Ambiente del XVIII Simposio Científico-Técnico de EXPOLIVAFeria Internacional del Aceite de Oliva e Industrias Afines. Mayo de 2017. Jaén-España

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