El concepto de desarrollo sostenible nace de la necesidad de promover de forma urgente un cambio de los patrones de producción y consumo, capaz de satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin poner en peligro las futuras. Para lograr la sostenibilidad en nuestro sistema productivo hay que hacer un esfuerzo por parte de todos.
Cada vez somos más conscientes de la importancia que el medio ambiente tiene en nuestra calidad de vida y nuestro nivel de desarrollo social y económico. Por supuesto, no hay que olvidar que además de los beneficios medioambientales que conseguimos al optimizar el uso de los recursos naturales, la gestión sostenible nos aporta también grandes beneficios económicos puesto que nos lleva a mejorar la competitividad de los diferentes actores de la cadena de valor. Por otro lado, en la política agraria la sostenibilidad ya se considera un elemento esencial para alcanzar los objetivos ambientales de la Unión Europea. Cada vez tienen mayor protagonismo los criterios de mantenimiento de la biodiversidad, la lucha contra el cambio climático y la mejora de la competitividad.
Por todo ello, se hace imprescindible aplicar sistemas agrarios que contribuyan a mantener y potenciar una actividad agrícola más racional y equilibrada que permitan del desarrollo económico y sostenible del territorio.
Se hace imprescindible aplicar sistemas agrarios que contribuyan a mantener y potenciar una actividad agrícola más racional y equilibrada que permitan del desarrollo económico y sostenible del territorio.
Producciones más eficientes y rentables
El sector agroalimentario a nivel mundial se encuentra inmerso en un importante proceso de renovación, aumento de eficiencia y reducción de recursos, la Nueva Revolución Verde. En las próximas décadas el aumento de la población mundial, 8.600 millones para el año 2030 según la ONU, generará una demanda de alimentos sin precedentes. El abastecimiento de alimentos, la contaminación, los efectos del cambio climático, los precios de las materias primas y la seguridad alimentaria constituyen los principales desafíos a los que se enfrenta la industria agrícola. Y a esto se une, que todos confiamos en acceder a alimentos sanos y asequibles. Un nuevo escenario que promueve una agricultura más racional y rigurosa, la denominada Agricultura de Precisión, que hay que saber entender e interiorizar.
La aparición de la agricultura de precisión y la mejora de las técnicas de mecanización agraria permiten a los productores gestionar mejor sus explotaciones y obtener mayor rentabilidad. Huir de los tratamientos generales a toda la finca por igual y adaptar las tareas agrarias a las necesidades y capacidades de cada punto del territorio, incorporando tecnologías y dispositivos no necesariamente complicados ni costosos, son los fundamentos de este nuevo enfoque de la agricultura en general y la olivicultura en particular.
La aparición de la agricultura de precisión y la mejora de las técnicas de mecanización permiten a los productores gestionar mejor sus explotaciones y obtener mayor rentabilidad.
La Agricultura de Precisión, al fin y al cabo, no es más que una ayuda para realizar mejor y de forma más eficiente las tareas que el cultivo requiere: elegir la mejor variedad para cada finca, fertilizar de forma correcta, realizar los tratamientos en condiciones óptimas, control de enfermedades y plagas, regar y fertirregar si es preciso, realizar analíticas agroquímicas periódicas… Y todo ello apoyándose en tecnologías útiles que proporcionan información clave para administrar eficazmente los cultivos, permiten reducir costes y aportan un valor añadido al agricultor que lo demande.
En general, cuando hablamos de Agricultura de Precisión tenemos en mente cultivos de alta rentabilidad y de grandes extensiones, como el cereal y la vid. Sin embargo, en el olivar existe un enorme potencial, tanto por la propia necesidad de lograr producciones más rentables y competitivas como por situaciones impuestas desde fuera, como las normativas sobre trazabilidad. Si los gobiernos quieren que junto con cada kilo de alimento producido se disponga de toda su historia de cultivo con toda precisión (de qué parcela procede, qué tratamientos se han dado, cuándo se recolectó, cómo se ha procesado y envasado, etc.), al agricultor no le va a quedar más remedio que implantar sistemas capaces de registrar toda esta información según vaya realizando las diferentes labores en campo.
Cuando hablamos de Agricultura de Precisión tenemos en mente cultivos de alta rentabilidad y de grandes extensiones, como el cereal y la vid. Sin embargo, el olivar es un cultivo con gran potencial.
Por tanto, hay situaciones en las que la conveniencia se puede convertir en necesidad. El ejemplo del aceite de oliva virgen extra con denominación de origen puede requerir de unas técnicas de manejo de la información y de precisión en las labores de cultivo que aseguren al productor que cada aceituna se ha cultivado y cosechado en las mismas (y óptimas) condiciones. Con ello, será capaz de elaborar un aceite de oliva con un control absoluto de la materia prima y podrá estampar en la etiqueta una descripción detallada de las condiciones de cultivo y elaboración. ¿Y quién es el que impone la necesidad de trazabilidad? El cliente final que consume la botella (y paga), que exige un producto de altísima calidad. Esto ya es un hecho en Europa. En Reino Unido y Alemania las grandes cadenas comerciales imponen sus normas para aceptar alimentos de producción controlada y los agricultores y cooperativistas han tenido que adaptarse al nuevo entorno. Sólo los agricultores que pueden entregar al cliente un informe escrito detallando cada minuto de cultivo son capaces de vender su producción.
Olivicultura de precisión
Teniendo en cuenta las tendencias de consumo y los nuevos entornos, la Olivicultura de Precisión se convierte en una gran oportunidad que está suponiendo una revolución en el olivar. A distintos niveles, las ventajas de la Olivicultura de Precisión son:
A nivel agronómico:
- Permite ajustar las prácticas agrícolas a las necesidades del cultivo.
- Realizar tratamientos adaptados a las zonas específicas en las que son necesarios.
- Optimizar los recursos hídricos y energéticos.
- Controlar plagas y enfermedades, que en algunos casos están asociados a la mala gestión del riego.
- Garantizar la calidad y la seguridad alimentaria del producto final.
A nivel medioambiental:
- Reducir el impacto vinculado a la actividad agrícola.
- Aplicar en cada tratamiento sólo las cantidades justas. El exceso de algunos fertilizantes, fitosanitarios y herbicidas pueden ser perjudiciales para la fauna, dañar el suelo y afectar a los efluentes.
- Disminuir el consumo de agua, al adaptar el riego a las necesidades reales del cultivo.
- Lograr un olivar libre de plagas y enfermedades y evitar propagación.
A nivel económico:
- Aumentar la competitividad a través de una mayor eficacia de las prácticas.
- Reducir de insumos gastando sólo dónde se necesita.
- Conseguir la máxima productividad en cada zona.
- Disminuir del uso de agua con el consiguiente coste energético.
Para la correcta implantación de la Olivicultura de Precisión es recomendable:
- Tener muy claro los objetivos que se quieren alcanzar.
- Contar con asesoramiento técnico especializado que guíe adecuadamente sobre la mejor manera de alcanzar los objetivos, las herramientas necesarias (análisis de precisión, sistema inteligente de riego, teledetección...) que interprete correcta y objetivamente los datos que proporcionan y ayude al olivicultor en la toma de decisiones sobre el cultivo, por qué, cuándo, cómo, dónde regar, tratar, fertilizar…..
- Hacer un seguimiento continuo.