Funciones y efectos de las bacterias PGPR en el suelo del olivar
FIJACIÓN DE NITRÓGENO
El nitrógeno es un macronutriente esencial para el olivo, ya que, participa prácticamente en todos sus procesos fisiológicos: crecimiento vegetativo, floración, cuajado y desarrollo del fruto. Una vez cubiertas las necesidades de agua, el factor limitante más importante es el nitrógeno.
En la mayoría de ocasiones los niveles bajos o deficientes de nitrógeno no son causados por una escasa fertilización, sino por niveles anormalmente bajos de otros nutrientes como el fósforo, magnesio, manganeso, zinc… El tipo de suelo también condiciona los niveles de N, especialmente deficiente en suelos arenosos o con elevada concentración de caliza total y pobres en materia orgánica. O bien, por situaciones ambientales como la sequía, sometiendo a la planta a periodos prologados e intensos de estrés hídrico que afecta tanto a la asimilación de este elemento como al metabolismo de la planta.
Restablecer los valores normales se puede hacer vía foliar al ser un nutriente que penetra fácilmente a través de las hojas, así como, mediante la aplicación de bioestimulantes vía fertirriego, que favorecen la transformación y asimilación del nitrógeno atmosférico.
Las plantas son incapaces de metabolizar el nitrógeno del suelo, de modo que, tiene que ser transformado en compuestos absorbibles y metabolizables y, para ello, establecen relaciones de simbiosis con bacterias fijadoras de nitrógeno. En la rizosfera encontramos distintos grupos de bacterias de los géneros Azospirillum y Rhizobium con capacidad de fijar el nitrógeno inmovilizado en la atmósfera. Estas bacterias tienen una enzima denominada nitrogenasa que cataliza la conversión de N2 a amonio NH4+, forma de N asimilable por el árbol. Como resultado de esta simbiosis, que se realiza en los nódulos radiculares, la planta obtiene compuestos orgánicos nitrogenados y las bacterias ácido málico en su forma ionizada (malato).
Además de optimizar la asimilación del nitrógeno; estas bacterias pueden sintetizar diferentes fitohormonas que actúan mejorando diferentes estadios del crecimiento vegetativo; solubilizar minerales de fósforo poniéndolo a disposición de la planta y sintetizar diversos compuestos de bajo peso molecular o enzimas que intervienen en el crecimiento y desarrollo vegetal.
A diferencia de los fertilizantes químicos nitrogenados, el aporte de N mediante la fijación biológica es progresivo, existe una comunicación metabólica entre las bacterias fijadoras de N y el cultivo, suministrándole el nutriente cuándo y dónde (rizosfera) la planta lo requiere sin producirse pérdidas por lixiviación y desnitrificación como sucede con los fertilizantes inorgánicos con los problemas de contaminación de aguas asociados a estos fenómenos.
Las bacterias de los géneros Azospirillum y Rhizobium tienen la capacidad de fijar el nitrógeno inmovilizado en la atmósfera (N2) y convertirlo en NH4 forma asimilable por el olivo.
EFECTOS EN EL OLIVO
- Estimula el desarrollo radicular y vegetativo.
- Alarga la vida fotosintética del árbol.
- Ayudan a la recuperación de suelos pobres y erosionados.
- Mejora de la asimilación de nutrientes
- Favorece la producción y productividad del cultivo.
- Cultivo más sano, consiguiendo una mayor resistencia a enfermedades.
- Disminuye los aportes de fertilizantes nitrogenados de síntesis química.
¿CÓMO RECUPERAR Y POTENCIAR LA FERTILIDAD DEL SUELO?
Cada suelo agrícola tiene sus propias características que lo hacen único y responde de forma distinta a los tratamientos. De aquí la importancia de realizar un estudio bioquímico personalizado del suelo, testando y seleccionando aquellos bioestimulantes con mayor actividad sobre las poblaciones de bacterias PGPR que mejor se adapten a las necesidades del suelo y diseñar tratamientos personalizados capaces de mejorar sus propiedades fisicoquímicas y biológicas del suelo y favorecer su fertilidad y biodiversidad.