Sabido es que el olivo es especialmente sensible al exceso de humedad y si la situación perdura con toda probabilidad producirá la podredumbre y asfixia radicular y la muerte de la planta. Los responsables son diversos hongos del suelo, entre ellos las especies de los géneros Phytophtora y Pythium y un género denominado Fusarium. Un hongo, conocido pero poco estudiado, que está teniendo mayor incidencia en olivar.
SOBRE FUSARIUM
Se han descrito numerosos hongos de suelo que infectan las raíces del olivo causando su podredumbre y un decaimiento general del árbol, cuyos síntomas, en ocasiones, pueden confundirse con los de la Verticilosis. De los que afectan a las raíces gruesas merecen destacarse las especies Armillaria mellea, Rosellinia necatrix y Omphalotus olearius. Y las especies de los géneros Cylindrocarpon, Fusarium, Phytophthora y Pythium son los causantes de podredumbres de raíces finas o raicillas, denominada “seca” o muerte de olivos jóvenes, no debida a la Verticilosis (Sánchez et al., 1998a).
La proliferación del segundo grupo de patógenos está vinculada a la saturación continua del suelo donde se producen encharcamientos prolongados, visibles o no, ya sea por abundantes precipitaciones, una deficiente gestión del riego o en terrenos muy arcillosos o “bujeos”. Este exceso de humedad continuo en la zona donde se desarrollan las raíces favorece la infección de diferentes patógenos del suelo que se diseminan e infectan la raíz por medio de zoosporas móviles o conidias (dependiendo de cada género) causando podredumbre radicular.
Fusarium spp de manera natural sobrevive en el suelo y en restos vegetales y cuando las condiciones acompañan, temperaturas de moderadas a cálidas y humedad prolongada en el suelo, coloniza las raíces del olivo provocando su podredumbre y necrosis. Los suelos con pH ácido y de textura arenosa son los preferidos por este hongo. El tejido muerto afectado que permanece en el suelo constituye el inóculo para futuras infecciones y la maquinaria agrícola puede ayudar a diseminarlo. Las especies de Fusarium se dispersan por medio de macroconidias multiseptadas con forma de huso. Algunas especies producen también microconidias y clamidosporas (estructuras de resistencia en el suelo).
Fusarium oxysporum y Fusarium solani son las especies más frecuentemente aisladas de raíces afectadas de olivos jóvenes y adultos. Los mecanismos de patogenicidad de F. solani son muy similares a los de F. oxysporum, ambos son capaces de penetrar las plantas a través de las raíces, pero suelen presentar diferencias en cuanto a los mecanismos de colonización; de este modo, F. solani penetra en la planta y se concentra principalmente en la zona del cuello, mientras que F. oxysporum penetra en las raíces y se mueve a través del sistema vascular para colonizar la planta (Pastrana y col., 2014). De las muestras de raíces de olivo infectadas, aisladas y secuenciadas, de diferentes zonas y cultivares, hemos identificado Fusarium solani como el patógeno responsable de la podredumbre de las raicillas.
SINTOMATOLOGÍA
Fusarium spp ataca principalmente a las raíces secundarias o raicillas, encargadas de absorber el agua y los nutrientes del suelo, degradándolas progresivamente hasta provocar necrosis generalizada. Los síntomas son inespecíficos reflejo de los daños que ocurren a nivel radicular.
- A nivel aéreo, se observa desecamiento de hojas con o sin defoliaciones y desecamiento de ramillas, y a medida que avanza la enfermedad va afectando secciones importantes del árbol.
- A nivel radicular, se aprecia coloraciones oscuras y podredumbre de las raíces secundarias. Este cuadro sintomático puede confundirse con el ataque de otros patógenos de suelo como los hongos de agua principalmente del género Phytophtora sp y Pythium sp e incluso con Verticillium dahliae.
Con cierta frecuencia los síntomas visuales, como el decaimiento del árbol, son similares a los de un olivo que sufre estrés hídrico. A falta de diagnóstico, la tendencia general es aumentar las dotaciones de agua incrementando la humedad en el bulbo húmedo, decisión errónea ya que se está favoreciendo las condiciones idóneas para el desarrollo del hongo.
TRATAMIENTO Y MEDIDAS DE CONTROL
En primer lugar, es fundamental tener un diagnóstico preciso que identifique el agente causal para ello recomendamos realizar un análisis de identificación de fitopatógenos cuando se detecten los primeros indicios o daños en el árbol y, de este modo, plantear el mejor tratamiento para combatirlo.
Dada la naturaleza y ciclo de vida de los patógenos radiculares, la información disponible para su control es escasa. Las estrategias más acertadas son aquellas de carácter preventivo, similares a las aconsejadas para combatir los hongos de agua Phytophthora sp y Pythium sp, que básicamente consisten en reducir la tasa de proliferación de la enfermedad al crear un ambiente hostil para Fusarium. Por lo tanto, serían recomendables las seguinTes medidas:
- Drenar las zonas encharcables o evitar el exceso de agua en el área más próxima al tronco (drenaje, subsolado, no realizar hoyos profundos o pocetas para captación de agua y, si estas últimas fuesen necesarias, no deberían excavarse sino construir caballones circulares junto al tronco).
- Retirar los restos de otras plantas leñosas antes de realizar la plantación.
- No es recomendable plantar en suelos arcillosos, “pesados”, con gran capacidad de retención de agua durante largos periodos.
En cuanto a los tratamientos químicos, la aplicación de fungicidas frente a las micosis radicales es mucho más limitado debido a la dificultad que conlleva la localización del patógeno en el suelo.
En la actualidad, gracias a la implantación de tecnologías en la agricultura, el olivicultor dispone de herramientas más precisas para gestionar su cultivo a varios niveles, nutricional, riego y sanidad vegetal. Hoy día mediante la monitorización del olivar es posible conocer los ciclos y riesgo de infección de los agentes patógenos y así, poder controlarlos y tomar las medidas oportunas. Una opción es el Riego Inteligente, un sistema de comunicación directa “Olivar-Olivicultor” que proporciona información sobre el estado hídrico del cultivo y ayuda a mejorar la eficiencia del riego. Mediante el seguimiento en continuo de parámetros ambientales, normalmente, temperatura y humedad del suelo y/o atmosférica, es posible detectar patologías, evaluar su incidencia y prevenir las probabilidades de desarrollo o avance.
FUENTES
- “Incidencia y epidemiología de nuevos hongos patógenos de fresa en la provincia de Huelva. Desarrollo de herramientas biotecnológicas y aplicación de otras estrategias de control”. Ana María Pastrana León. Universidad de SevillaEnfermedades del olivo. Autores: A. Trapero-Casas, J. Moral, LF. Fernando Roca, J. López-Escudero. M. A. Angel Blanco-López (Grupo de investigación «Patología Agroforestal», Departamento de Agronomía, ETSIAM, Universidad de Córdoba).
- Etimología y control de enfermedades de plántulas en viveros forestales andaluces. E. Sánchez Hernández y A. Trapero Casas. (Grupo de investigación «Patología Agroforestal», Departamento de Agronomía, ETSIAM, Universidad de Córdoba).
- Capítulo 7: Las enfermedades y su manejo en el olivar ecológico. Autores: A. Trapero-Casas, J. Moral, , J. López-Escudero. Grupo de investigación «Patología Agroforestal», Departamento de Agronomía, ETSIAM, Universidad de Córdoba).
- La «seca» de olivos jóvenes I: Sintomatología e incidencia de los agentes asociados. E. Sánchez Hernández, A. Pérez de Algaba, M. A. blanco López y A. Trapero Casas.
- La «seca» de olivos jóvenes II: Identificación y patogenicidad de los hongos asociados con podredumbres radiculares. E. Sánchez Hernández, A. Ruíz Dávila y A. Trapero Casas.
- Enfermedades del olivo. Autora: Carolina Leoni. National Institute of Agricultural Research of Uruguay